Día Internacional de la Juventud
Desde el grupo de trabajo de Educación No Formal del COPPA aprovechamos este día para poner el foco en la intervención cotidiana que realizamos con la juventud.
Publicado el: 12-08-21
Desde el grupo de trabajo de Educación No Formal del Colegio Profesional de Psicología de Aragón queremos aprovechar una vez más, el 12 de agosto, Día Internacional de la Juventud (declarado por la Asamblea de las Naciones Unidas en 1999) para poner el foco, desde un punto de vista resiliente y optimista, en la intervención cotidiana que realizamos con la población joven.  
La Educación No Formal es toda actividad organizada, sistemática y educativa realizada fuera del marco del sistema oficial para facilitar determinadas clases de aprendizaje a subgrupos particulares de la población, tanto personas adultas como niños/as (Berbel Gómeza & Díaz Gómez, 2014). Esto es, actividades que se realizan en el tiempo libre, durante el tiempo desocupado: cuando ya han terminado las obligaciones laborales/académicas y se han satisfecho las necesidades básicas (alimentación, descanso, etc.). Es decir, se trata de tiempo dedicado a actividades de disfrute y de carácter voluntario (Hermoso Vega, 2009).
Atendiendo al sector de la población que nos ocupa (y nos preocupa), la Educación No Formal tiene un papel fundamental, y a su vez complementario a la educación formal, en el desarrollo integral de las personas jóvenes. Cuando la formación reglada finaliza (al terminar la jornada lectiva y/o en vacaciones escolares) o cuando existe diversidad funcional, fracaso y/o abandono en el sistema educativo, la Educación No Formal adquiere un papel especialmente relevante como complemento, apoyo o alternativa.
En este ámbito nos podemos encontrar un amplio espectro de posibilidades: actividades de ocio, organizadas desde las Casas de Juventud, los Proyectos de Integración de Espacios Escolares (PIEE’s) o Entidades sin ánimo de lucro; de formación ocupacional organizadas desde los Centros Sociolaborales, Ocupacionales y Centros Especiales de Empleo; de apoyo en la búsqueda de empleo organizadas desde Entidades sin ánimo de lucro; o de voluntariado, en los campos de voluntariado juvenil o en acciones concretas organizadas también por Entidades sin ánimo de lucro, entre otras.
Analizando los datos de estudios realizados hasta la fecha, nos encontramos con que la participación en actividades de Educación No Formal supone beneficios para las personas participantes. Los datos muestran que, a mayor frecuencia de participación, mayores beneficios se obtienen en el desarrollo integral de los/as participantes. Es más, a más número de actividades, mayores beneficios en el desarrollo personal y social (Barber et al., 2009). Además, esta participación no solo tiene influencia directa en el desarrollo de las personas, sino también en el ámbito académico. Una mayor participación en actividades de ocio estructuradas implica un mayor interés en éste; y además predice mejoras y logros (Barber et al., 2009).
Desde una óptica psicológica, además de los beneficios que acabamos de destacar, es importante tener en cuenta el efecto que supone la participación en sí misma. Durante el tiempo libre, desocupado y desestructurado, es cuando más riesgo existe de que aparezcan la apatía, la desmotivación y las conductas de riesgo. Sin embargo, las actividades de Educación No Formal son una herramienta preventiva en sí misma, ya que se realizan conductas incompatibles. Frente al tiempo desocupado y desestructurado, aparece la oferta de actividades temporalizada y sensible a las necesidades y preferencias de la juventud. Frente a la apatía y la desmotivación, se presentan actividades novedosas y motivadoras. Y frente a las conductas de riesgo, aparece un nuevo entorno y nuevos referentes, el deporte, la naturaleza y las relaciones entre iguales en un marco de respeto y tolerancia.
Por ello, nos gustaría destacar la importancia de estas actividades como herramienta preventiva y protectora, especialmente hacia la juventud. Además de poner en valor y reconocer a todas y todos los agentes implicados en la planificación, desarrollo y evaluación de actividades de Educación No Formal, desde la Administración Pública hasta Entidades sin ánimo de lucro, por su trabajo cotidiano y el esfuerzo realizado. Desde el primer momento, con el COVID-19 como co-protagonista, han trabajado para que las actividades se siguieran realizando, garantizando todas las medidas de seguridad, tomando como referencia uno de los recursos estrella de la Educación No Formal: la creatividad.


Carolina Casas Miguel, A-2020
Grupo de Trabajo de Educación No Formal