En este
Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, desde el
Grupo de Trabajo de Igualdad de Género del Colegio Profesional de Psicología de Aragón queremos señalar la importancia de seguir luchando por la igualdad real entre mujeres y hombres, haciendo especial hincapié en la salud mental de las mujeres, las adolescentes y las niñas.
Los datos estadísticos corroboran que hay un
sesgo de género en la atención sanitaria. Las mujeres acuden en mayor medida a las consultas de atención primaria y de atención especializada en salud mental, como consecuencia de estresores que les ocasionan más problemas psicológicos y psicosomáticos.
Las mujeres, en general, tenemos peor salud que los hombres; y se debe no sólo a cuestiones biológicas, sino a causas psicosociales: la doble jornada laboral, la carga mental que supone el rol de cuidadoras que se suma a las exigencias cotidianas y que no es compartido, la mayor tasa de paro, la precariedad económica y las violencias que sufren, son algunos de los condicionantes sociales y culturales que afectan a la salud de las mujeres.
Existe una mayor esperanza de vida en las mujeres respecto de la de los hombres, pero también una mayor tasa de enfermedades crónicas y discapacidades en ellas, como consecuencia de los mismos condicionantes.
Actualmente, hay una prevalencia mayor de ansiedad y depresión en mujeres (cerca del triple a la de los hombres, según datos de 2020), no siempre como consecuencia de un diagnóstico exhaustivo, sino porque "se les presupone". Lo que implica un sobrediagnóstico en el que se etiquetan y se medican de forma diferente los malestares expresados por un género u otro.
Resulta significativa la prescripción de ansiolíticos y antidepresivos a mujeres en un 85%, frente a un 15% en los hombres. En el caso de las mujeres, no se profundiza tanto en el origen y los síntomas en las consultas como se hace con los hombres.
Aunque el Sistema Nacional de Salud reconoce desde el 2006 la salud mental como un objetivo estratégico, aprobándose en diciembre la Estrategia 2022-2026, la carencia de profesionales, y en especial del ámbito de la psicología, sigue imposibilitando un acceso universal de la ciudadanía a los diferentes recursos de atención.
La perspectiva de género sigue siendo una asignatura pendiente en el ámbito de la salud, y cómo no, también en la salud mental. Tiene como objetivo la búsqueda de la igualdad que evite situaciones de injusticia, desigualdad, marginación e incluso violencia. Hay que tener en cuenta que muchas patologías tienen diferentes manifestaciones clínicas en hombres y en mujeres.
Es importante que todos y todas seamos conscientes de estas diferencias, como la única forma de evitar que se perpetúen las situaciones de desigualdad. En muchos casos, no se evidencian las diferencias de los condicionantes sociales y culturales de la salud entre hombres y mujeres. La
formación de los profesionales de la salud en perspectiva de género, puede ayudar a conseguir diagnósticos más certeros, que no hagan dudar a las mujeres de sus propios síntomas y de su salud mental. Y que tanto las y los profesionales de la psicología, como toda la población conozcamos de cerca estas diferencias para
alcanzar una mejor salud física y mental para todas las mujeres.